Libros de brujería, tarántulas, espejos que reflejan con retraso, una peluca enteramente hecha de lombrices, una muñeca con cerebro de sapo y un globo terráqueo puesto del revés: todas esas cosas guarda Bilina en su cuarto.
El 26 de junio de 1980, se quemaban cerca de un millón y medio de libros incautados al Centro Editor de América Latina (CEAL). Fue uno de los grandes episodios de atentado contra la cultura que caracterizó a la última dictadura militar.