En una tarde calurosa de julio en Estrasburgo de 1518, Madame Troffea sale a la calle y comienza a bailar fervorosamente. Seis días después sigue bailando, ininterrumpidamente. En una semana ya son 34 personas las que bailan sin parar por las calles.
En una tarde calurosa de julio en Estrasburgo de 1518, Madame Troffea sale a la calle y comienza a bailar fervorosamente. Seis días después sigue bailando, ininterrumpidamente. En una semana ya son 34 personas las que bailan sin parar por las calles. Las autoridades buscan medidas para poner un fin a este acontecimiento insólito. Pero ninguna funciona. Al mes ya se cuentan cerca de 400 bailarines. Varias de estas personas terminan falleciendo por ataques al corazón, derrames cerebrales o simplemente agotamiento.
Documentos históricos cuentan que recién en setiembre de aquel año el fenómeno empezó́ a cesar. Se trató de lo que luego se conoció́ como la “Epidemia de Baile de Estrasburgo”, la más conocida de las “coreomanías” que ocurrieron entre los siglos XIV y XVI en Europa. Hasta el día de hoy, se desconocen sus causas.