Una carpa ha sido instalada... Los vagones llegan repletos de fantasía, la alegría que desborda la banda, sus personajes, la música interpretada por diminutos muñecos que anuncian el circo. Pronto aparecen las cebras amaestradas exaltando la amistad.
Una carpa ha sido instalada... Los vagones llegan repletos de fantasía, la alegría que desborda la banda, sus personajes, la música interpretada por diminutos muñecos que anuncian el circo. Pronto aparecen las cebras amaestradas exaltando la amistad. El mono con su tristeza nos recuerda que no somos dueños de los sentimientos. Los felinos el aro de fuego han de cruzar, poniendo en evidencia la solidaridad. Siempre hay algo sorprendente que esperar, y los malabaristas y los payasos han de llegar. Todos aquellos seres que pueblan nuestra memoria, sin olvidar al gran elefante, hacen de este circo liliputiense un espectáculo realmente grandioso que nos despierta los sentimientos y nos envuelve la imaginación. Con la ilusión vino el circo, y con una nueva ilusión se va.